La audición y la edad

La pérdida auditiva relacionada con la edad se denomina presbiacusia, es aquella que ocurre poco a poco en la mayoría de las personas al envejecer. Es uno de los trastornos más comunes que afectan a los adultos mayores y de edad avanzada. Es una patología multifactorial, y en ella interviene una combinación de factores individuales (edad, genética) y ambientales (exposición al ruido, medicación).

Desde el punto de vista fisiopatológico, se caracteriza por la degeneración del órgano de Corti (presbiacusia sensorial), y/o del ganglio espiral (presbiacusia neural), y/o de la estría vascular (presbiacusia metabólica). Los signos característicos son una reducción de la percepción de sonidos agudos y problemas de comprensión en un ambiente ruidoso. Con el tiempo, las dificultades auditivas y los problemas de comprensión se acentúan, presentándose incluso en ambientes más calmos y pudiendo conducir a una sordera que invalida al individuo. En paralelo a la sordera suelen presentarse los acúfenos (silbidos, zumbidos en el oído) y éstas dificultades auditivas conllevan un aislamiento social, que origina frecuentemente un estado depresivo como reacción a esta afección.

Durante el envejecimiento, la pérdida de audición es considerada como uno de los problemas de salud pública más importante por su impacto sobre el bienestar físico, emocional y social de la persona, disminuyendo de manera notable la calidad de vida de quien la padece. Esto se debe a que un déficit auditivo no sólo afecta la percepción y la comprensión del habla, sino que también condiciona el nivel de participación social. Esto último se manifiesta en una tendencia a la depresión, a la disminución de la autoestima, al aislamiento social y al aumento significativo del estrés familiar, hechos que también son observables en personas con cierto grado de demencia.

Existe una única solución: la colocación de audífonos. Una solución fácil, eficaz y cada día más efectiva. Sea cual sea el grado de pérdida auditiva el audífono aumentará significativamente la calidad de vida. Lo importante es detectarla y tratarla con rapidez.

Una vez se ha realizado la adaptación de los audífonos en personas con presbiacusia, se requerirá, la mayoría de veces, algún tipo de rehabilitación, debe tener como principal objetivo la adaptación del paciente a un nuevo entorno sonoro, a una nueva forma de percibir que inicialmente le será poco propicia e incluso desagradable.

Para estas personas es más difícil oír los sonidos agudos de consonantes (como d, t, s, f) que los sonidos graves de las vocales (por ejemplo, a, e, i , o). Los sonidos agudos llevan el significado de las palabras, así que nos ayudan a entender el habla. En una conversación normal, los sonidos agudos son más suaves que los sonidos graves vocales. Como resultado, el habla puede sonar fuerte, pero no clara o entendible. Este tipo de problemas en la comprensión pueden causar confusión y vergüenza. Además, las personas mayores suelen necesitar más tiempo para procesar lo que se dice, especialmente cuando hay ruido de fondo.

Si usted tiene pérdida de audición causada por presbiacusia o conoce alguien que la tiene, comparta estas pautas con familiares, amigos y colegas.

  • Mire de frente a la persona que tiene pérdida de audición para que ella pueda ver su cara cuando usted hable.
  • Asegúrese de que la luz está frente a usted cuando hable. Esto le permite a una persona con deficiencia de la capacidad auditiva observar las expresiones faciales, los gestos y movimientos corporales y de labios, todas claves que facilitan la comunicación.
  • Durante las conversaciones, apague la radio o televisión.
  • Hable levemente más fuerte que lo normal, pero no grite. El grito puede distorsionar su habla. Module las palabras
  • Hable a velocidad normal y no exagere los sonidos.
  • Dele indicios a la persona con pérdida de audición sobre el tema de la conversación siempre que sea posible.
  • Reformule las afirmaciones con oraciones más cortas y sencillas si cree que no están entendiendo lo que dice.